miércoles, 26 de septiembre de 2012

Estado y fútbol. De la cultura del aguante a la cultura de la legalidad

Resultaría ocioso recordar el lugar que tiene el fútbol en la Argentina. Lamentablemente muchas veces el espectáculo deportivo se ve opacado por noticias y coberturas mas vinculadas con ejes extra futbolísticos, tales como violencia o evasión de impuestos.

Desde la perspectiva periodística la noticia se restringe al accionar de “barras bravas” y la indiferencia de la dirigencia de los clubes de fútbol. Aunque hay un vacio aun mayor que es el vinculado con las nulas respuestas que se brindan desde el estado o lo que es peor, la velada connivencia social que existe con el tema.

Los recursos aportados por los clubes para la seguridad resultan ineficaces, complejos despliegues de seguridad con gran cantidad de efectivos, han demostrado que poco tienen que ver con la eficacia y la prevención. Muchas veces se han observado que deficientes operativos policiales provocan mas que previenen hechos de violencia en las canchas.

El Estado ha ensayado alternativas intentando encontrar respuestas para frenar la violencia en los espectáculos futbolísticos. El enfoque siempre es el mismo, se circunscribe el problema al hecho puntual evitando analizar desde la acción gubernamental la problemática desde un punto de vista mas global.

En este sentido, se refuerzan operativos, colocando mayor cantidad de agentes de fuerzas de seguridad, se habla del derecho de admisión, se invierten millonarias sumas de dinero en la colocación de cámaras, enunciando medidas para evitar que personas ingresen a los estadios, sin atacar realmente las causas, simplificando el análisis, asumiendo que con la mera exclusión de algunos el problema desaparecerá.

En el mismo sentido, durante años se ha mirado al costado respecto de las obligaciones tributarias derivadas de los contratos y transferencias realizadas, algunas de ellas millonarias. Finalmente, la Administración Federal de Ingresos Públicos ha emitido resoluciones que reglamentan las formas de información y tributación de las mismas, limitando la participación de representantes y clubes fantasmas en la intermediación de las operaciones.

Pero un aspecto del que poco se ha hablado es la llamada “cultura del aguante” que en los últimos años se ha instalado en el ambiente futbolístico, superando y en algunos casos reemplazando la clásica pasión que caracterizaba la forma de vivir el fútbol en argentina. Pero esta “cultura del aguante”  que se visualiza como emergente futbolístico no deja de ser un reflejo de la sociedad. La falta de apego a las normas y la poca cultura de la legalidad que impera en todos los sectores sociales.

La política pública debe ser abarcativa de todos los aspectos, se debe volver a una cultura de la legalidad en la que las normas se cumplan, y el estado tenga un rol activo para prevenir los delitos y cuando ello no sea posible, castigar a los culpables con las herramientas legales previstas. Desde el Estado se debe tomar la decisión de implementar políticas integrales, fomentando desde el inicio del proceso la cultura de la legalidad, enviando señales claras a la sociedad que estas iniciativas no son medidas aisladas sino políticas de estado.   

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